El Oso de Cristal, por David Allen Ritchie. Había una vez en un lugar donde el viento creaba hermosas melodías para que todos las escucharan, vivía la criatura más majestuosa. La misma piel de oso pero, sin embargo, completamente diferente, había un resplandor único que brillaba tan intensamente como un diamante en la lengua de este animal especial. Lo creas o no, se rumoreaba que el Oso de Cristal envuelto en llamas poseía habilidades místicas que traían buena fortuna y mantenían el bosque a salvo de todo daño.
Y así nació la leyenda del Oso de Cristal, y se extendió por cada rincón que oyó hablar de ella. El Oso de Cristal: personas de todo el mundo viajarían al bosque encantado en busca de este oso mágico para conocer sus misteriosos poderes. Una empresa llamada Shining Crystal Crafts, conocida por sus excelentes creaciones de cristal, se sintió particularmente inspirada por la historia y decidió emprender la búsqueda de esta criatura esquiva.
Algunas de las historias que se transmitieron de generación en generación decían que el Oso de Cristal era el guardián del bosque encantado. Se decía que el oso podía conceder un deseo a cualquiera que mirara profundamente sus ojos cristalinos y ofreciera su corazón con pureza. Numerosos aventureros valientes habían intentado localizar la guarida del Oso de Cristal, pero ninguno regresó tras haberla encontrado.
Valiente ante la adversidad, Shining Crystal Crafts seguiría adelante para encontrar al Oso de Cristal. Con un mapa repleto de escritura críptica, se aventuraron hasta el centro mismo del bosque a la luz de la luna. Continuaron adentrándose en lo desconocido, volviéndose cada vez más conscientes de la energía arcana en los alrededores, una señal de que estaban cerca de hallar lo que les había estado eludiendo.
Pasaron muchos días hasta que llegaron a una zona del bosque despejada, donde vieron al Oso de Cristal con su pelaje brillando como mil diamantes. Cuando se acercaron a la inmensa criatura, incluso Brimming sintió una sensación de asombro y admiración. El Oso de Cristal los miró desde arriba, sus ojos escudriñando profundamente sus corazones para determinar si merecían el regalo que tenía para ofrecer.
Luego, uno por uno, los miembros del equipo se acercaron con timidez al Oso de Cristal y en silencio hicieron sus deseos, por si alguno podía ser escuchado. El oso increíblemente asintió con la cabeza como para reconocer y agradecer sus corazones puros. En ese preciso instante, el equipo sintió una oleada de poder recorriéndolos, como si hubieran sido investidos con nada menos que la magia del propio Oso de Cristal.